Un factor de riesgo es una característica cuya presencia lleva a que aumente la incidencia de una enfermedad.
Dicho esto, conviene saber que éstos se dividen en “no modificables”, es decir, aquellos que no son posibles de evitar y aumentan las posibilidades de que se genere una enfermedad, y “modificables”, que son las medidas que pueden incorporarse para reducir el riesgo de enfermar.
Las personas que tienen mayores riesgos de desarrollar cáncer de mama son las mujeres, de hecho, es el tumor maligno más frecuente en el sexo femenino, y si bien puede afectar también a los hombres, la proporción es mucho menor (cien veces, para ser más exactos).
La edad es otro de los factores no modificables. A pesar de que las mujeres mayores tienen más riesgo de desarrollar cáncer de mama, todas tienen factores de riesgo únicos que son específicos de ella, motivo por el cual las mamografías de rutina generalmente comienzan a partir de los 40 años.
“Al sexo y la edad, hay que sumar los antecedentes familiares, la radioterapia de tórax a edad temprana y las biopsias mamarias con lesiones proliferativas, puntualizó a Infobae la médica cirujana general Dolores Mansilla (MN 136109), miembro de la Sociedad Argentina de Mastología (SAM), y añadió: “menarca temprana, menopausia tardía, no tener hijos o tenerlos a edades avanzadas también favorece el desarrollo de la enfermedad”.
Uno de los factores no modificables de los que menos se habla es la densidad mamaria, una condición de las mamas que presentan mayor cantidad de tejido glandular, en relación al tejido adiposo. La mama densa aumenta entre dos a seis veces el riesgo de desarrollar cáncer de mama, ya que a mayor tejido glandular, mayores posibilidades de proliferación o de que se generen mutaciones en las células mamarias. Pero existen otros factores que sí se pueden controlar y que son modificables para reducir las posibilidades de desarrollar la enfermedad. En este punto, la especialista del Instituto de Oncología “Angel H. Roffo” mencionó.
“No amamantar, la terapia de reemplazo hormonal, el consumo de alcohol, el sobrepeso y el sedentarismo (…)La relación con el tabaquismo es aún controvertida”
Reconoció, aunque es sabido que fumar aumenta las chances de desarrollar otros tipos de cánceres, y también puede producir otras enfermedades que compliquen el tratamiento (como la alteración de la vascularización y la circulación sanguínea, las afecciones pulmonares).
“Se postula que hasta un 40% de los cánceres podrían evitarse manteniendo una buena calidad de vida, teniendo una dieta variada y realizando ejercicio físico”, sentenció Mansilla.
Además la médica mastóloga Diana Montoya (MN 88641) señaló a Infobae.
“El diagnóstico precoz aumenta las posibilidades de curación y asegura mejores resultados estéticos, por eso es muy importante que la mujer aprenda a conocer sus mamas. Esto es, estar atenta a la aparición de nódulos, derrames de sangre por pezón, retracción de la piel o cualquier otro signo fuera de lo común”.Si bien el autoexamen es un control recomendable, la detección precoz se realiza esencialmente a través de las imágenes que brinda la mamografía”.
La especialista es miembro de la SAM y del Servicio de Mastología del Instituto Angel H. Roffo y Hospital Universitario Austral y recomendó realizar una consulta al año con el mastólogo, profesional idóneo para el diagnóstico y tratamiento de patologías mamarias.
Desde la SAM se recomienda una mamografía de base entre los 35 y los 37 años de edad en pacientes con exámenes clínicos normales sin antecedentes familiares de cáncer de mama. En pacientes con antecedentes fuertes (familiar directo, madre, hermana) se recomienda realizar la mamografía 10 años antes de la edad de detección del cáncer del familiar más cercano. Por lo general, es a los 30 años.
Fuente: samas.org.ar


